martes, enero 20, 2009


La noche termina, las lágrimas no salen, pero algo me dice que lloro por dentro. La noche termina y tu silueta parece ser un sueño que se pierde poco a poco en el filo de la realidad. Como el brillo en los ojos de un hombre agonizante que descubre que no hay nada después de esto, como mis labios descubriendo que durmiendo sobre los tuyos no son mas que eso. Miro mis manos, pienso. El reloj dibuja constelaciones inalcanzables y el alcohol ya ejerce su poder cósmico en mis entrañas y corazón, el reloj anuncia tu partida y le escupo al celular añorando el tic-tac, ese fantasma del tiempo que la vida digital dejo en silencio. Pasas a mi lado, me abrazas y ese atentado en contra de mi soberanía, de mi espacio que a sabiendas es tuyo, de mi guarida...de mi refugio, me deja muerto. Pasas a mi lado y me abrazas como si mi calor fuese tan naturalmente tuyo, pasas a mi lado y parece que todo encaja...todo, aunque sea por un segundo. Intento, te juro...lo intento, mi corazón busca la forma de hacerte mas bella de lo normal, mas pura aunque tu sonrisa de magdalena no se escapa ni con el sacrificio de un virgen, mas frágil aunque se que corrompes todo lo que tocas y purificas tu conciencia con el dolor ajeno. La vereda acepta tu caminar descalzo y retiene mis imitaciones de converse con dos copas de mas (ahí esta la wuea! Por eso no te alcancé esa noche, dicen que las originales te llevan donde sea, incluso en evidente estado de ebriedad). Te pierdes en el olvido y me pierdo en tu recuerdo, te vas a tu realidad y yo dejo de vivirla para volver a mi estado inconsciente de poeta sin sustento. Te vas, como se van los sueños cuando estas a punto de alcanzarlos, como la viva encarnación de la esperanza en fuga cuesta abajo, como lo que eres y lo que haz sido siempre, una vorágine de corazones rotos, una coleccionista de despedidas, un amor sin amores, el beso al final del verso.