Aquí estoy nuevamente, esta vez no pretendo escribir un poema aunque la mayoría de las veces lo que escribo termina danzando en el umbral del verso y los labios de alguna fémina que rompió lo que me queda de corazón. Esta es una noche de cerveza, camino por la ciudad que mas aborrezco y amo en el mundo...Curicó ( si hasta me preocupo de ponerle acento y mayúscula a la huevadita).
Mis pasos buscan algún recuerdo, algún beso que robé por estas calles, unas manos que me brindaron esa felicidad que parece en este instante tan ficticia, algo...no sé, el alma de vez en cuando necesita buscar las migajas que dejó la felicidad en cualquier recodo de la vida. Voy escuchando a Serrano, para ser mas preciso “ principio de incertidumbre”, y algo en mi espera que esa posibilidad de que amanezcas conmigo le gane a todo lo que esta en contra...incluso tu olvido, indiferencia y desamor.
A mitad de mi viaje en el tiempo descubro que estoy frente al café mas dulce de Curicó, el Marcelino ( “pan y vino” como diría un amigo)...solo que ya no existe, quedan un par de mesas vacías y una vitrina atestada de momentos felices. Recuerdo las reuniones con los “doctores” (como nos llamaba el gran maestro), a Bowlis, recuerdo el encuentro con Francisca...mmm....linda época esa en la que el amor se brindaba en mil colores y absolutamente todo era parte de un gran film al mas puro estilo “Cinema Paradiso”. Tanta gente que se nos cruza en el camino, tantos labios, tantos amores...tantos amigos...
Mi bagaje nostálgico continua, llego a la plaza...pienso que rico hubiese sido que alguna señorita me hubiese estado esperando en cualquier banca. Con el corazón sediento del mejor de mis versos, con las pupilas dilatadas y húmedas por la espera, con los labios serrados aguardando un “ hola chiquitita”...un “ te quiero”, que sé yo...un “ te amo” encerrado en un beso. De pronto siento un nudo en la garganta, comienzo a escuchar el tema principal de “ la vida es bella”- por la cresta!!! Se me olvidó que lo había grabado- derramo una pequeña lagrimilla y sigo con mi paseo en busca de una respuesta, algo que me de la luz para comprender como llegué a esto, como tropecé con la tristeza a mitad de camino, como mi alma envejeció tanto, como el reloj y la vida me escupen de lejos.
En conclusión termine bebiendo una cerveza solo, salí del club deportivo y fui directo a algún teléfono. Creo que la tercera llamada fue a una vieja amiga que estoy perdiendo ( si es que no la perdí), en los 30 segundos que tuve no le alcance a decir lo mucho que la necesito y quiero, lo mucho que lamento haberla decepcionado al transformarme en lo que aborrecimos juntos algún tiempo, pero en fin, así es la vida y javita...compréndeme si llegas a leer esto. La cuarta es inolvidable, marqué el numero que no debía...contestó ella, tan linda como siempre...al comienzo no dije mucho ( de hecho no dije nada), de pronto sentí como la belleza opacaba a la ciudad de noche y toda mi realidad y tiempo se concentraba en esa voz...ni siquiera en lo que decía, era tan solo la necesidad de escuchar ese timbre de voz...de saber que aún existe, de saber que por algún lugar de esta mierda de mundo anda caminando de la mano de alguien la esencia de mi poesía. Fui un caballero y un cobarde, pues dije justo lo que debía, insisto...que mierda de mundo, pues es lógico que lo que fue...fue, y no hay mas... pasado que es presente cada día, solo puedo decir que “quedé solo con los recuerdos de una pequeña con uniforme de escuela...” y una tierna y dulce historia de amor tatuada en la mejilla.

Leyton...